lunes, 4 de mayo de 2015

La cocina del microrrelato 3

Ingredientes: marquesina, fanfarronear e incongruente.

Corrí a refugiarme de la perseverante lluvia en la marquesina, donde cada día esperaba a aquel autobús que me llevaba al trabajo, atestado de aún somnolientos ciudadanos. Una vez dentro, vi a un chico fanfarronear con incongruentes argumentos ante una anciana que le pedía su asiento. Su cuerpo caería desplomado si no se sentaba. Mi abuelo tenía razón, habíamos conseguido crear una sociedad egoísta y codiciosa, que no manifestaba signo alguno de altruismo por mínimo que fuese.

No hay comentarios:

Publicar un comentario